RELATO TRAVESTI ESPAÑA: Isabelly Dior me destroza
Autor: badmotor2008
Una vez recuperado del intenso encuentro anterior, vuelvo a quedar con ella. Martes a media mañana. Tras la puerta me recibe una Isabelly Dior espectacular. Esta vez, con ropa. Vestido de rayas blancas y negras horizontales ceñido al cuerpo. Tacones. Melena rizada suelta, maquillaje de sombra en sus ojos y labios en rojo intenso. Uñas largas y pintadas en color natural.
Pasamos al cuarto, me quito la chaqueta y la cuelgo en la percha. Me pregunta si quiero pasar al baño. La verdad es que vengo directo de casa, limpio y aseado. Declino la oferta. Aunque pensaba que las cosas irían a menor velocidad que en la cita anterior, enseguida veo que no será así. Isabelly se levanta el vestido y exhibe pollón, ya en estado semi-erecto. “Chupa”... escucho. Me arrodillo y me la trago enterita, comprobando que incrementa su volumen al instante. Me encanta sentir su potencia en mi garganta. “Quítate la ropa”... me dice entonces. Lo hago y ella mientras va soltando guarradas. También se queda desnuda. Nos tiramos en la cama y sigo comiendo pollón. Ella de rodillas y yo en horizontal. Me tumba boca arriba, me la enchufa de frente y me folla a lo bestia. Excepto por los problemas para tomar aire, aguanto bastante bien. Y eso que la follada es de las profundas. Acaricio sus pechos al mismo tiempo. Ella me masturba. “Al baño”... me suelta. De rodillas en la bañera, me preparo para recibir. “No me toques. Póntela dura pero ni se te ocurra correrte”... escucho entonces. Escupe en mi cara y también en mi polla. De golpe, empieza a llover sobre mi cara. Abro la boca y trago. No es una meada copiosa pero me encanta recibir su calor. “Límpiala bien, puto”... me dice. Y así hago. “Pégate una ducha rápida que te espero en el cuarto”... añade.
A mi vuelta, más pollón en mi garganta. Mamar su negra polla es una verdadera delicia. Dura, larga y ligeramente curvada hacia abajo. No tiene sentido pero la encuentro también más gruesa de lo que recordaba. En definitiva, una polla que no te la acabas. “Ahora dejaré que te folles tu mismo con mi polla, pero será solo un rato. Sabes que hoy te follaré a lo bestia. Sin piedad”... me suelta. Gomita y lubricante para su pollón. También lubrica mi culo con sus dedos. Se tumba con su rabo apuntando al cielo. “Siéntate”... me dice. De cara a ella, encajo su polla en mi culo y desciendo. Pero me quedo a medias. Es demasiado grande. “Venga, baja más”... escucho. Salgo y ponemos más lubricante. Al segundo intento, bajo un poco más. “Suéltate, venga”... me dice. Lo hago y la noto toda dentro de mí. Balanceo sabiendo que es imposible caer de lado. Estoy empalado. Subo y bajo y mi esfínter se va haciendo a su pollón. La impresión hace que pierda mi empalme. Isabelly sacude con fuerza haciéndome botar. Tiene ganas de follarme y la postura no lo pone fácil. Pellizca mis pezones. “Sal, que voy a darte caña”... me suelta. Escuchar sus palabras me excita y a la vez que me asusta. Tres días antes no pude aguantar su ritmo.
A partir de aquí, entramos en una nueva fase. Pierdo el control de la situación y quedo en manos de Isabelly, que se crece cada vez más. Para empezar, me pone a cuatro patas para demostrar quien manda. Empieza a encularme clavándomela hasta el fondo. Una vez me tiene coloca sus manos en mi espalda haciendo que la arquee. “Levanta el culo, venga”... me dice. En cuanto lo hago, me la clava todavía más. “Así me gusta”... escucho. Empuja mi cabeza contra el colchón y embiste de manera salvaje. Isabelly no entra y sale. Ella busca la máxima profundidad con su penetración y, desde ahí, sacude repetidamente sin retroceder. Todo poderío. Me hace chillar. Sale para cambiarse el condón. “Ponte aquí”... dice señalando a la esquina de la cama. Quedo de pie con una pierna a cada lado de la misma. Isabelly vuelve a darme por detrás. Lo mismo. Profundidad y nuevas sacudidas. Clava sus uñas en mis nalgas. Soy suyo. Sale y me da un respiro. Se quita el condón y hace que le coma la polla. Al menos mi culo descansa un rato. Coge un consolador color carne y le coloca una goma. Es algo más fino que su polla. “A cuatro patas”... escucho. Lo mete y enchufa. Es un vibrador. La verdad es que el masajito dura bien poco. Enseguida le entran ganas de taladrar. “Ahora boca arriba”... escucho. Nueva goma, cojín a mi espalda y me la clava. Mi cabeza está en el cabecero de la cama. Y ella va empujando mis piernas hasta que éstas chocan con la pared que tengo detrás. Me tiene doblado e inmovilizado, con mi culo en todo lo alto. Ella está de pie sobre la cama y así me folla un rato. Deja caer su cuerpo sobre el mío, nuestros cuerpos se acoplan, y siento el poder de su polla en mi estómago. En esa acrobática posición empieza a follarme a saco. Me encanta sentir el roce de nuestros cuerpos mientras me hace suyo. Chupo sus ricos pezones y ella sigue taladrando. “No me cojas del culo que no dejas que te folle bien”... me dice. En efecto, en cuanto la suelto sube el ritmo hasta hacerme chillar, que es lo que más le pone ¡¡Menuda máquina de follar!! Nueva posición. “Túmbate boca abajo”... ordena. Me va a encular otra vez desde atrás. Penetra y se echa sobre mí. Suelta cerdadas en mi oído. Muerde mi oreja. Enseguida se da cuenta de que así no alcanza profundidad. Coloca una de mis piernas a un lado logrando que mi culo se eleve. Así puede darme bien. “Ponte boca arriba”. Entra y me abre las piernas colocando sus manos en mis pies. Embiste a su manera. Con fuerza y profundidad. “Toma, toma, toma”... me dice. Sus caras de vicio al encularme son de enmarcar. De vez en cuando, escupe en mi cara. “Bueno, creo que está bien por hoy”... me dice. “Vamos al baño”... añade.
Otra vez en la bañera esperando algún regalo. Ella me observa desde la altura. “Póntela dura, pero hazlo sin tocarme. Solo mírame”... ordena. En esas estoy cuando escupe en mi cara y en mi polla. De repente, vuelve a llover. Nada que ver con la primera lluvia. Ahora su chorro es potente y continuo. “Abre la boca”... escucho. Obedezco y dirige su chorro hacia ella. Saboreo y trago su preciado líquido bien caliente. Riega mi pecho. Apunta hacia mi polla mientras sigo cascándomela. La lluvia no cesa y vuelve a mi boca. Tremendo. Limpio bien. Su estado es semi-erecto, pero en tres sacudidas vuelve a estar a tope. Yo sigo pelándomela observando sus movimientos manuales y, al fondo, sus ricas tetas. Llevo mi lengua hasta sus pelotas. Empiezo chupando y acabo metiéndolas en mi boca. Ella sigue masturbándose y empieza a jadear. La cosa se pone caliente. Cuando ya chilla, abro mi boca en señal de espera. Intensos espasmos y su leche calentita salpicando mi cara. Entra en mi boca y saboreo. Está muy buena. Trago. Llegan nuevos espasmos y nuevas descargas. Isabelly se estremece tras su orgasmo. Yo vuelvo a limpiar su polla, metiéndola en mi boca y succionando. “Ahora tú. Córrete”... me dice tras recuperar el aliento. Me masturbo y ella se agacha para mirarme frente a frente. Escupe en mi cara. “Parece que necesitas ayuda”... escucho. Agarra mis pezones y aprieta con fuerza. Me hace chillar pero me pone cachondísimo. Sabe que me encantan las chicas “malas”. “Venga. Quiero tu leche. Dámela”... exige. Vuelve a escupirme. Pellizca mis huevos. Pero vuelve a torturar mis pezones. “No dejaré de presionar hasta que te corras”... me dice. Lo hace con autoridad. Con su cara a escasos centímetros de la mía. Siento cosquilleo pero mi orgasmo no llega. Me acerco aunque poco a poco. Al dilatarse en el tiempo, la intensidad sube y sube. “Córrete”... vuelve a ordenar. Isabelly me pellizca a lo bestia. Finalmente, llegan mis espasmos. ¡¡Me corroooooooo!!... Buenísimo.
Me ducho y nos quedamos tirados en la cama. Conversamos un rato. Estaba avisado. Me dijo que si volvía me daría bien duro. ¡¡Y joder si lo ha cumplido!! En la primera fase, la cosa iba fuerte. En la segunda, me ha machacado ¡¡Esta negrita es la bomba!! Marcho del piso bien follado y con alguna que otra marca en mi piel. Mi pezón izquierdo quedará insensible por unos días. Y mi culito ni os cuento. Pero me voy contento y satisfecho tras otra inolvidable sesión. Y van siete. Isabelly suma y sigue.
Una vez recuperado del intenso encuentro anterior, vuelvo a quedar con ella. Martes a media mañana. Tras la puerta me recibe una Isabelly Dior espectacular. Esta vez, con ropa. Vestido de rayas blancas y negras horizontales ceñido al cuerpo. Tacones. Melena rizada suelta, maquillaje de sombra en sus ojos y labios en rojo intenso. Uñas largas y pintadas en color natural.
Pasamos al cuarto, me quito la chaqueta y la cuelgo en la percha. Me pregunta si quiero pasar al baño. La verdad es que vengo directo de casa, limpio y aseado. Declino la oferta. Aunque pensaba que las cosas irían a menor velocidad que en la cita anterior, enseguida veo que no será así. Isabelly se levanta el vestido y exhibe pollón, ya en estado semi-erecto. “Chupa”... escucho. Me arrodillo y me la trago enterita, comprobando que incrementa su volumen al instante. Me encanta sentir su potencia en mi garganta. “Quítate la ropa”... me dice entonces. Lo hago y ella mientras va soltando guarradas. También se queda desnuda. Nos tiramos en la cama y sigo comiendo pollón. Ella de rodillas y yo en horizontal. Me tumba boca arriba, me la enchufa de frente y me folla a lo bestia. Excepto por los problemas para tomar aire, aguanto bastante bien. Y eso que la follada es de las profundas. Acaricio sus pechos al mismo tiempo. Ella me masturba. “Al baño”... me suelta. De rodillas en la bañera, me preparo para recibir. “No me toques. Póntela dura pero ni se te ocurra correrte”... escucho entonces. Escupe en mi cara y también en mi polla. De golpe, empieza a llover sobre mi cara. Abro la boca y trago. No es una meada copiosa pero me encanta recibir su calor. “Límpiala bien, puto”... me dice. Y así hago. “Pégate una ducha rápida que te espero en el cuarto”... añade.
A mi vuelta, más pollón en mi garganta. Mamar su negra polla es una verdadera delicia. Dura, larga y ligeramente curvada hacia abajo. No tiene sentido pero la encuentro también más gruesa de lo que recordaba. En definitiva, una polla que no te la acabas. “Ahora dejaré que te folles tu mismo con mi polla, pero será solo un rato. Sabes que hoy te follaré a lo bestia. Sin piedad”... me suelta. Gomita y lubricante para su pollón. También lubrica mi culo con sus dedos. Se tumba con su rabo apuntando al cielo. “Siéntate”... me dice. De cara a ella, encajo su polla en mi culo y desciendo. Pero me quedo a medias. Es demasiado grande. “Venga, baja más”... escucho. Salgo y ponemos más lubricante. Al segundo intento, bajo un poco más. “Suéltate, venga”... me dice. Lo hago y la noto toda dentro de mí. Balanceo sabiendo que es imposible caer de lado. Estoy empalado. Subo y bajo y mi esfínter se va haciendo a su pollón. La impresión hace que pierda mi empalme. Isabelly sacude con fuerza haciéndome botar. Tiene ganas de follarme y la postura no lo pone fácil. Pellizca mis pezones. “Sal, que voy a darte caña”... me suelta. Escuchar sus palabras me excita y a la vez que me asusta. Tres días antes no pude aguantar su ritmo.
A partir de aquí, entramos en una nueva fase. Pierdo el control de la situación y quedo en manos de Isabelly, que se crece cada vez más. Para empezar, me pone a cuatro patas para demostrar quien manda. Empieza a encularme clavándomela hasta el fondo. Una vez me tiene coloca sus manos en mi espalda haciendo que la arquee. “Levanta el culo, venga”... me dice. En cuanto lo hago, me la clava todavía más. “Así me gusta”... escucho. Empuja mi cabeza contra el colchón y embiste de manera salvaje. Isabelly no entra y sale. Ella busca la máxima profundidad con su penetración y, desde ahí, sacude repetidamente sin retroceder. Todo poderío. Me hace chillar. Sale para cambiarse el condón. “Ponte aquí”... dice señalando a la esquina de la cama. Quedo de pie con una pierna a cada lado de la misma. Isabelly vuelve a darme por detrás. Lo mismo. Profundidad y nuevas sacudidas. Clava sus uñas en mis nalgas. Soy suyo. Sale y me da un respiro. Se quita el condón y hace que le coma la polla. Al menos mi culo descansa un rato. Coge un consolador color carne y le coloca una goma. Es algo más fino que su polla. “A cuatro patas”... escucho. Lo mete y enchufa. Es un vibrador. La verdad es que el masajito dura bien poco. Enseguida le entran ganas de taladrar. “Ahora boca arriba”... escucho. Nueva goma, cojín a mi espalda y me la clava. Mi cabeza está en el cabecero de la cama. Y ella va empujando mis piernas hasta que éstas chocan con la pared que tengo detrás. Me tiene doblado e inmovilizado, con mi culo en todo lo alto. Ella está de pie sobre la cama y así me folla un rato. Deja caer su cuerpo sobre el mío, nuestros cuerpos se acoplan, y siento el poder de su polla en mi estómago. En esa acrobática posición empieza a follarme a saco. Me encanta sentir el roce de nuestros cuerpos mientras me hace suyo. Chupo sus ricos pezones y ella sigue taladrando. “No me cojas del culo que no dejas que te folle bien”... me dice. En efecto, en cuanto la suelto sube el ritmo hasta hacerme chillar, que es lo que más le pone ¡¡Menuda máquina de follar!! Nueva posición. “Túmbate boca abajo”... ordena. Me va a encular otra vez desde atrás. Penetra y se echa sobre mí. Suelta cerdadas en mi oído. Muerde mi oreja. Enseguida se da cuenta de que así no alcanza profundidad. Coloca una de mis piernas a un lado logrando que mi culo se eleve. Así puede darme bien. “Ponte boca arriba”. Entra y me abre las piernas colocando sus manos en mis pies. Embiste a su manera. Con fuerza y profundidad. “Toma, toma, toma”... me dice. Sus caras de vicio al encularme son de enmarcar. De vez en cuando, escupe en mi cara. “Bueno, creo que está bien por hoy”... me dice. “Vamos al baño”... añade.
Otra vez en la bañera esperando algún regalo. Ella me observa desde la altura. “Póntela dura, pero hazlo sin tocarme. Solo mírame”... ordena. En esas estoy cuando escupe en mi cara y en mi polla. De repente, vuelve a llover. Nada que ver con la primera lluvia. Ahora su chorro es potente y continuo. “Abre la boca”... escucho. Obedezco y dirige su chorro hacia ella. Saboreo y trago su preciado líquido bien caliente. Riega mi pecho. Apunta hacia mi polla mientras sigo cascándomela. La lluvia no cesa y vuelve a mi boca. Tremendo. Limpio bien. Su estado es semi-erecto, pero en tres sacudidas vuelve a estar a tope. Yo sigo pelándomela observando sus movimientos manuales y, al fondo, sus ricas tetas. Llevo mi lengua hasta sus pelotas. Empiezo chupando y acabo metiéndolas en mi boca. Ella sigue masturbándose y empieza a jadear. La cosa se pone caliente. Cuando ya chilla, abro mi boca en señal de espera. Intensos espasmos y su leche calentita salpicando mi cara. Entra en mi boca y saboreo. Está muy buena. Trago. Llegan nuevos espasmos y nuevas descargas. Isabelly se estremece tras su orgasmo. Yo vuelvo a limpiar su polla, metiéndola en mi boca y succionando. “Ahora tú. Córrete”... me dice tras recuperar el aliento. Me masturbo y ella se agacha para mirarme frente a frente. Escupe en mi cara. “Parece que necesitas ayuda”... escucho. Agarra mis pezones y aprieta con fuerza. Me hace chillar pero me pone cachondísimo. Sabe que me encantan las chicas “malas”. “Venga. Quiero tu leche. Dámela”... exige. Vuelve a escupirme. Pellizca mis huevos. Pero vuelve a torturar mis pezones. “No dejaré de presionar hasta que te corras”... me dice. Lo hace con autoridad. Con su cara a escasos centímetros de la mía. Siento cosquilleo pero mi orgasmo no llega. Me acerco aunque poco a poco. Al dilatarse en el tiempo, la intensidad sube y sube. “Córrete”... vuelve a ordenar. Isabelly me pellizca a lo bestia. Finalmente, llegan mis espasmos. ¡¡Me corroooooooo!!... Buenísimo.
Me ducho y nos quedamos tirados en la cama. Conversamos un rato. Estaba avisado. Me dijo que si volvía me daría bien duro. ¡¡Y joder si lo ha cumplido!! En la primera fase, la cosa iba fuerte. En la segunda, me ha machacado ¡¡Esta negrita es la bomba!! Marcho del piso bien follado y con alguna que otra marca en mi piel. Mi pezón izquierdo quedará insensible por unos días. Y mi culito ni os cuento. Pero me voy contento y satisfecho tras otra inolvidable sesión. Y van siete. Isabelly suma y sigue.
Publicado el November 24, 2016 at 12:00 am